La procesionaria está invadiendo los
pinares del territorio.
El propio ciclo de este parásito pero sobretodo las altas temperaturas registradas durante este invierno, unido al ya templado invierno del año pasado, están extendiendo a este parásito de los bosques y causando serios daños en las masas forestales de las Cuencas Mineras, Bajo Aragón, Matarraña y Maestrazgo afectando a miles de hectáreas.
Ramas sin hojas, defoliadas, árboles que pierden vitalidad y llenos de nidos son los principales síntomas que pueden observarse durante estos días en las montañas y masas forestales del Bajo Aragón Histórico.
Y lo peor podría estar por venir; si no llega el frío todas las larvas que hay en el interior de esos nidos, saldrán a la luz a finales de febrero y darán paso a millones de gusanos urticantes y tóxicos que se apoderarán de los bosques e incluso de alguno de nuestros parques urbanos.
Este parásito se alimenta de las hojas y los brotes de estos árboles e infesta preferentemente a la especie Pinus Nigra, popularmente conocida como pino laricio o pino negral. En el Bajo Aragón Histórico este pino ocupa las zonas de media altura, sobretodo a partir de los 800 metros de altitud.
Es especialmente abundante en las serranías del Bajo Aragón Histórico como los Puertos de Beceite, en las Cuencas Mineras y en el Maestrazgo. Cada procesionaria contiene hasta 500.000 micro fibras que contienen un líquido con una toxina altamente urticante que puede provocar daños en la piel y en la vista durante varios días.
Por todo ello hay que extremar la precaución en nuestras salidas a la montaña si nos encontramos con estas hileras de gusanos, pero especialmente debemos proteger a los más pequeños que pueden desconocer su toxicidad y verse atraídos por su curiosa disposición.
Son las temperaturas bajo cero las que mantienen a raya a la procesionaria, puesto que a partir de -6ºC las larvas deben detener su actividad y a partir de -10ºC prácticamente mueren todas ellas.