El tradicional mensaje navideño reúne a 6.666.000 espectadores,
1.575.000 menos que el año pasado
El discurso del rey ha sido decepcionante, cargado de tópicos españolistas, más propio de hooligans que de un jefe de Estado
El Rey, cuya esposa no podría divorciarse como no fuera de mutuo acuerdo, nos explica la lacra de la violencia de género.
El Rey, que regaló a su hija el Toisón de Oro cuando cumplió 10 años, nos explica la importancia de la educación.
El Rey, a quien un hijo no podría demandarle legalmente una pensión alimenticia, nos explica la importancia de la solidaridad familiar.
El Rey, que no podría ser demandado si tuviera hijo extramatrimonial para que se declarara filiación, nos explica valores familiares.
El Rey, amigo él y su familia de la Familia Real saudí, nos explica lo importantes que son los valores democráticos.
El Rey, que pudo reinar tras tramitarse una Ley Orgánica completa en solo 8 días, nos explica el respeto a la ley.
El Rey, cuya hermana Cristina no ha renunciado a sus derechos dinásticos, nos explica las virtudes de la lucha contra la corrupción.
El Rey, que tiene parientes directos, sin cargo institucional, aforados, nos explica las virtudes de la igualdad.
El Rey, cuyo patrimonio personal y el de su Familia no están sometidos a transparencia, nos explica las virtudes de la transparencia.
En un nada austero salón, un nada austero rey nos habla de austeridad.
Piensa muy bien con quién te posicionas, del lado de quién te posicionas y lo que estás defendiendo cuando digas que te parece genial "la institución monárquica".