martes, 7 de agosto de 2018

La Convivencia vecinal, la reina en la Calle San Valero

Celebrando la vida de barrio


La Fiesta de la Calle San Valero en Alcorisa es ya una tradición que se viene celebrando desde décadas.


Lejos de caer en el olvido esta fiesta año tras año se renueva y los vecinos vuelven a disfrutar de una actividad en la que la convivencia vecinal es la reina.


Varias generaciones 
son las que se juntan en este día


Los más mayores van pasando este legado a las nuevas generaciones manteniendo los valores iniciales, todos reunidos como una gran familia en armonía y diversión.


Fueron los más pequeños los que iniciaron la tarde con los juegos tradicionales...


La música y la alegría de una gran cantidad de niños envolvía toda la calle San Valero


Iniciaron las carreras de bicis los más pequeños


El reto era pasar por debajo de la cuerda montado en la bici e introducir un palito, que cada niño llevaba, en los aros de las cintas que colgaban de una cuerda.


Sin tocar la cinta con la mano...
¡El reto era difícil! 


Pero todos los niños consiguieron coger alguna cinta... 


por supuesto, con alguna que otra "trampilla" 


pero todo era válido porque la finalidad era pasarlo bien.


Los más mayores también tuvieron su tiempo...


Dado las altas temperaturas registradas 
este día 4 de  Agosto


lo más esperado por los niños 
eran los juegos de agua.


Primero había que introducir la cabeza 
en un barreño de agua 


y coger algunas de las monedas 
que estaban en el fondo del mismo,


y después lo mismo pero 
esta vez en un barreño lleno de harina 


y también intentar conseguir 
algunas de las monedas  que 
estaban enterradas en la harina


Las caras de los niños
 irradiando felicidad contagiaban a todos


Merecía la pena mojarse y enharinarse
 para conseguir el premio


Luego una merecida ducha 
para liberarse de la harina...


Y a por el siguiente juego
La carrera de sacos


Corrieron con ilusión...

  
Y todos llegaron a la meta...


El  calor pegaba fuerte, pero en ningún momento la energía de los niños y mayores decayó.


Nuestros niños son ejemplo de cooperación y participación... 


y por supuesto todos ellos competitivos... 


todos querían ser los dignos ganadores,


Pero lo más importante es que todos participaron y todos ganaron el recuerdo de una tarde inolvidable.


Nuestros mayores con cara de gran satisfacción observaban a los pequeños...


En sus miradas se podían leer sus pensamientos: merece la pena que estas tradiciones perduren año tras año porque el resultado de convivencia, alegría y armonía son el mejor premio para estos encuentros.


Y mientras los niños jugaban un equipo de mujeres preparaban el chocolate, bajo la atenta mirada de las más experimentadas,  para obsequiar a cada niño que había participado  


Todos hicieron fila 
para recibir su taza y sus bizcochos 


y, por supuesto, los mayores se unieron para poder saborear el exquisito sabor del chocolate cuyo principal ingrediente era el amor y el cariño con el que se había preparado.


Ahora era el tiempo de descansar
 y de disfrutar del sabor del chocolate... 


porque después seguía la cena...


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