miércoles, 14 de marzo de 2018

¿Qué se hizo? ¿Qué no se hizo? ¿Por qué no se hizo?

El mundo rural merece respeto


Preciosa y contundente intervención de Eva Febrero de esta mañana en el homenaje a José Luis.


“Sra. Ministra, autoridades, máximos responsables de organizaciones agrarias, cooperativas, asociaciones del sector, empresas agroalimentarias, familiares y amigos, buenos días a todos ustedes.


Si alguien ha mirado mi perfil personal en twitter ha podido comprobar que en el espacio dedicado a mi descripción pongo que “creo ante todo en las personas y que soy ruralista”.


Todas mis estructuras y mis paradigmas se rompieron el funesto 14 de diciembre y desde ese día, como a muchas otras inocentes personas les pasa, la vida me trajo una guerra envuelta en dolor que jamás hubiera querido lidiar.


Creía en las personas y quiero seguir creyendo. Siempre había pensado que todos teníamos una parte buena. Y de pronto me encuentro, de la manera más desgarradora posible, que eso no es así. Que hay gente que de formas muy diferentes puede hacer mucho daño.

En los últimos tres meses he conocido la maldad expresada de muchas maneras, y entre ellas también la maldad más absoluta, la de un asesino que arrebató la vida a José Luis sin compasión, sin motivo y sólo por hacer el mal.


Sin embargo, si quiero seguir viviendo, tengo que seguir creyendo en las personas porque con José Luis aprendí a sonreírle a la vida y supe lo qué es el amor por encima de todo. 


Y con su muerte he conocido que la tristeza más profunda sólo puede soportarse acompañándola de la bondad de la gente buena y del valor de la amistad. 


Por todo esto, debemos seguir creyendo en los demás, aunque cueste, dejando SIEMPRE a un lado la rabia y el odio. José Luis era luz, era entusiasmo y era amor. Iluminaba donde estaba y sacaba lo mejor de todos nosotros. 

Sorprendentemente algo que yo pensaba que sólo me pasaba a mi, con su muerte he sabido que le pasaba a mucha más gente, tal y como me habéis dicho muchos que hoy estáis aquí. Su entusiasmo le hacía ser un guerrero. Un guerrero sensato. 

Jamás vi en su mirada el desánimo y los que lo conocíais me daréis la razón. 


Un luchador incansable por aquello que creía, por su familia y por sus amigos. Un espartano como él solía decirme. 

Y desde aquel día 14 ese guerrero sensato es mi motor y así lo seguirá siendo por siempre.


Esa fortaleza es “Hacer un Iranzo”. Es ser agricultor y ganadero y, además sindicalista. Es la fortaleza de levantarte a las tres de la madrugada para darle de comer a las ovejas, porque los animales no entienden de fiestas de guardar, y cruzarte la península para estar a las 12.00 del mediodía en Mérida. 


Lavarte en un abrevadero y cambiarte de ropa para estar “decente”, y llegar a la Consejería a defender los intereses de aquello que amas. 

Porque yo he visto en los ojos de José Luis su amor por el campo. Trabajar en esto no es sólo un trabajo, es una pasión. No debe olvidarlo nadie. Es una pasión. No se entendería de otra forma. 


Y algo que he aprendido de José Luis es que la vida hay que vivirla con alegría y mucha pasión, porque cuando menos te lo esperas se acaba y aparece la nada más absoluta. La NADA.

Todos tenemos nuestra propia luz y la que nos dan los demás, por eso pido por favor a la Justicia Española, a la Justicia Italiana, y a aquellos que pueden definir las leyes, que el asesino de José Luis y de otras cuatro inocentes víctimas, viva el resto de su vida sin luz. Sin la suya propia, sin la luz de los demás y por supuesto, sin la luz del sol, para que no vuelva a hacer más daño. 


¿Qué mayor castigo puede haber en la vida 
que vivir sin luz?

Se que José Luis impregnó con ese entusiasmo y con su fortaleza de guerrero espartano a muchas personas para continuar viviendo en el medio rural. 

Su dramática muerte, en ese medio rural que tanto amaba, no debe quedar en balde… 


En 2011 se presentó desde COAG al ministerio del interior una denuncia sobre la preocupación por la inseguridad de los agricultores y ganaderos en el medio rural. Paradójicamente, seis años después, lo que José Luis denunciaba le trajo la muerte. 

Él, inocentemente estaba muy feliz el día que murió. Sin temor a nada andaba por su querida masía “El Saso”, feliz con sus ovejas, ayudando a la guardia civil, a pecho descubierto, como tantos agricultores y ganaderos valientes hacen habitualmente.


Ese día, al anochecer, un malvado mató a José Luis. El único culpable que afortunadamente está entre rejas. 

Una tragedia que destrozó la preciosa familia que teníamos. Que no era casual. Estaba hecha con mucho trabajo, como todo lo que realmente tiene valor. Que destrozó la vida de otras dos familias, las de Victor y Victor Jesús, y que días antes había puesto en peligro de muerte a otros dos inocentes, que también lo están pasando muy mal Manuel Marcuello y Manuel Andreu, y que están vivos de milagro.


Lo que pasó no va a animar a gente a tener una granja, o a ir al campo de noche a regar. Lo que pasó es también una forma de destruir el medio rural. 

¿Alguien piensa que la gente del medio rural va a olvidar lo que paso fácilmente? 

Evidentemente no. 

El tiempo juega en contra pero, afortunadamente, el tiempo no todo lo borra.

Inconcebiblemente, a día de hoy, seguimos sin saber qué se hizo para intentar evitar lo ocurrido. 


Nadie y repito, nadie, quería que pasase. 
De eso no hay duda. 
¿Quién puede dudarlo? 

Pero, la pregunta es ¿se pudo evitar? 


Toda la sociedad civil opina que el dispositivo y la investigación de antes y después de lo ocurrido el día cinco de diciembre en Albalate del Arzobispo fue insuficiente y erróneo. 

Lo sucedido ese día 5 no era un simple robo, y demostraba la peligrosidad del autor. Dos intentos de asesinato con múltiples disparos de arma corta, con intención clara de matar, es algo que ya debió hacer saltar todas las alarmas en una tranquila zona rural, y las denuncias por entradas en masías con el mismo modus operandi que se sucedieron antes y después de ese día cinco en un radio de pocos kilómetros demostraban que semejante peligro seguía en la zona. 


¿Por qué la gente lo veía y avisaba de ello y no se pusieron los medios adecuados para detenerlo? 

Tan sólo fueron necesarias 8 horas para darle caza después de matar a tres personas, sólo ocho horas


¿por qué no antes? 
¿Por qué un asesino
buscado internacionalmente
estaba en las tierras despobladas de Teruel
campando a sus ancha
s?



Actuar diligentemente hubiera supuesto dar información oficial clara y seguridad a la gente que aquellos días íbamos a coger olivas con las familias o a dar de comer a los corderos por la noche con nuestros hijos. 


Y poner un dispositivo adecuado hubiera supuesto capturar a una persona que en varias semanas apenas se movió dejando multitud de rastro y atemorizando a la población. 


La gente está indignada. 

Esto no es solo una percepción, es una realidad con un resultado para el mundo rural, 


y para mi, que traspasa el corazón y duele con locura porque hay tres muertos y dos heridos graves que merecen dignidad. 


Y un mundo rural que merece respeto.

Yo lo puse de manifiesto el primer día que hablé personalmente con el Sr Zoido, Ministro de Interior. La sociedad civil lo puso de manifiesto el 23 de diciembre con una concentración multitudinaria. 

Hay que escuchar a la gente de la calle SIEMPRE, porque somos las verdaderas víctimas, SIEMPRE, y necesitamos verdades, coherencia y respeto. 


No reduzcamos las víctimas a un simple desglose de cifras porque eso es faltar al respecto.


La salud es el mayor bien de una persona. 
La Paz interior es el segundo, 
y ambos necesitan de
 la Verdad como alimento. 


Yo debo explicarle todavía muchas cosas a mi hijo. Debo decirle por qué murió su padre y por qué se expuso a ese peligro. Pero sobre todo quiero poder enseñarle que cuando uno se equivoca se deben corregir los errores. Que el error en sí mismo no es malo, las consecuencias, como en este caso ha pasado, puede que si lo sean, pero el error sin maldad es humano. 


Y qué solo aprendiendo de los errores podemos mejorar las cosas, como personas y como sociedad, y conseguir que lo que ha pasado no se vuelva a repetir. 


La despoblación es una lacra que está acabando con el medio rural. En Teruel, con una densidad de población de 9 habitantes por km2 de esto sabemos mucho. Es una enfermedad que silenciosamente está matándolo todo. 


Un medio rural vivo necesita gente y vivir en zonas despobladas es duro, por lo que si queremos gente en el medio rural habrá que darles servicios, habrá que darles oportunidades y, por la parte que me ha tocado sufrir, hoy más que nunca, habrá que darles seguridad. 


La que nos ha faltado en esta ocasión. Porque si no se mira hacia el futuro sólo hay provisionalidad y ese es el fracaso de una sociedad que no invierte en el futuro.


José Luis fue un hombre muy bueno y justo, y hoy estamos aquí para rendirle un homenaje y continuar con la labor que a él le ilusionaba cada día. 

Por ello me toca pedirles por favor que se definan los medios y políticas concretas que se van a poner en marcha desde las instituciones para resolver la problemática de las zonas rurales y para que las futuras generaciones quieran vivir en nuestros pueblos. 


¿De verdad no existen herramientas en las instituciones para evaluar lo ocurrido en Teruel, explicarlo a la sociedad, dejar a un lado la autocomplacencia, tomar conciencia, y evitarlo a futuro? Esto también es parte de hacerles justicia.

Como el movimiento social de los amigos de José Luis dicen, “por vosotros, por nosotros, porque no se vuelva a repetir” porque fueron ellos cinco, pero puedo haber sido cualquiera. Y simplemente por eso, y por el valor de la amistad, y por NADA MÁS, me dicen que seguirán reclamando que se ponga luz sobre lo que ocurrió. 


Y a ellos se está uniendo una gran parte del mundo rural. José Luis nos enseñó defender las cosas en que crees desinteresadamente, coherentemente y APOLÍTICAMENTE. Y quién quiera complicar el tema con algo que no sea esto, que lo deje pasar. En la sencillez de las cosas está su belleza.


Y TODOS JUNTOS debemos aprovechar lo ocurrido para analizarlo, determinar qué ha fallado, identificar nuevos procedimientos de trabajo y actuaciones que eviten que algo similar pueda volver a ocurrir, que permitan a la gente seguir viviendo en el campo en paz, que tranquilicen a los que están pensando en venir y que me permitan explicarle a mi hijo qué ha sucedido y para qué ha servido la muerte de su padre. NADA MÁS, … y NADA MENOS.


Todos los que quisimos de algún modo a José Luis debemos aprovechar de su legado para reconectarnos con la energía de la naturaleza, coger su fortaleza de guerrero sensato y seguir reivindicando vida para nuestro medio rural al que él se dedicó en cuerpo y alma. Cuento con vosotros.


El “Tren Iranzo” está en marcha y no debe parar. 



Quiero daros las gracias en nombre de José Luis a todos los que, cada uno en su papel, vais a seguir pelando por tener un medio rural vivo, dejándoos la piel, como el hizo, .. pero no la vida.

Y por eso seguiré diciendo en mi perfil de Twitter que soy ruralista. Como no lo voy a ser. 

Vivo en un pueblo de Teruel, he convivido con un nieto e hijo de grandes pastores de ovino, he desayunado cada mañana con una nueva tabla reivindicativa en defensa de los hombres y mujeres del campo y he apoyado, y apoyaré, el compromiso y la independencia del sindicalismo que representan COAG y UAGA, a los que tan agradecida me siento. 


Y quiero seguir siendo ruralista porque tengo tanto que enseñarle a mi hijo. La rabia que siento en mis entrañas es que Jose Luis no pueda transmitirle los valores que movían su vida. 

Os necesitaré a TODOS los que estáis aquí para enseñarle a vivir la vida asumiendo responsabilidades, como nos él nos enseñó, para bien y para mal, porque es la única forma de cambiar las cosas. Y a vivir la vida con honradez anteponiendo a nuestro ego la bondad y el amor por los demás.


Cuando pierdes a tu alma gemela aprendes rápido que no hay nada más importante en la vida que el amor. Y SÓLO desde el amor se puede reconstruir una nueva vida.

Y seguiremos yendo a nuestra masía a comer unas chuletas del rico cordero aragonés. Debemos volver al Saso, a su explotación, porque es allí donde el alma de José Luis le fue arrancada de su cuerpo y alzó el vuelo al anochecer como lo hizo la famosa “Palomica” de su abuelo, y conmigo no va a poder el miedo. 


¿Miedo a qué? 
¿A Morir? 
Antes si, ahora ya no.

José Luis, como quiero pensar que tú no te puedes estar perdiendo un acto como este, conmigo aquí, decirte que, aunque se muy bien que lo sabes, pase lo que pase en mi vida…


te querré siempre. 
Siempre es siempre.


Gracias de corazón a TODOS por estar aquí hoy. El mejor homenaje que le podemos hacer a José Luis es coger su fortaleza de guerrero sensato para superar su dolorosa pérdida, coger su bondad y entusiasmo para seguir viviendo sin odio ni rencor, y trabajar TODOS JUNTOS para que ser valiente no salga tan caro y ser cobarde no valga la pena.

tomado de: Siempre Iranzo





Desde Alcorisa, el pueblo del Calvario
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Teruel, la provincia de los Amantes
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