viernes, 16 de marzo de 2018

14 minutos con Eva

 «La vida me trajo una guerra
 envuelta en dolor 
que jamás habría querido lidiar»


Me cuesta encontrar 14 minutos que contengan tanta honestidad y verdad bien expresada en defensa de la justicia, el territorio o los valores esenciales de las personas. Me resulta muy complicado transmitir la potencia del contenido y la relevancia emocional del discurso de Eva Febrero, viuda de José Luis Iranzo. 


Deberían escucharlo, es la mejor manera de entender lo que tanto ella como todos los allegados de los tres asesinados por Norbert Feher tratan de reivindicar. 14 minutos para dar voz el 14 de marzo lo que sucedió el 14 de diciembre… fechas que como un círculo del destino que se cierran. Catorce, 14.


Ella se definió como ruralista. Fue mucho más. Sus palabras la han convertido en un icono de la ruralidad misma que será ya imborrable, de igual manera que nuestro entorno nunca volverá a ser el mismo tras el triple asesinato. 


Todo lo que lo sucedido ha dado que pensar, reflexionar y reivindicar estaba entre nosotros antes, pero esto lo ha hecho estallar como un movimiento incontenible. 

A Eva Febrero, frente a una sala llena de autoridades y amigos en el Ministerio de Agricultura, no le tembló la voz ni un minuto. Pese a su enorme dolor no rebló para intentar llegar lo más adentro posible de todos los que allí presentes y a través de internet estaban esperándola. 


Eran muchos, algunos poderosos por su papel político, otros por su capacidad de movilización social. 

Cada una de sus palabras estaba medida, repasada, reposada, llena de fuerza. Cada frase se clavaba como dardos en el estómago. Palabras para reflexionar, palabras que hicieron llorar, palabras para despertar conciencias, palabras para evitar el olvido. 


Palabras que se dirigieron inicialmente a pedir mayor seguridad en el medio rural y poner en valor a las buenas personas que luchan por nuestro entorno. «Lo que pasó es una forma también de destruir el medio rural», dijo. Y advirtió, con razón, de que la gente «no se va a olvidar, porque el tiempo no todo lo borra». 


La sociedad civil ha sido golpeada con fuerza y duda de que el operativo y la investigación fuesen suficientes desde el día 5 con el primer tiroteo con dos intentos de asesinato con arma corta; así como las numerosas denuncias de robos en masías. 


¿Porqué no se pusieron los medios adecuados? 
¿Porqué no se hizo algo antes?


«Actuar diligentemente habría sido dar información veraz y clara a quienes íbamos esos días al campo con nuestras familias; o por la noche, como yo, a dar de comer a los corderos con mi hijo. Esto indigna, no es una percepción es una realidad con un resultado que traspasa el corazón y duele con locura. Merecemos verdad, coherencia y respeto» 


Así, denunció la situación de abandono por la que, de momento, no se han depurado responsabilidades; la realidad tras la que no se ha tomado ninguna medida de mejora para evitar que se repita; ninguna acción real que deje atrás la autocomplacencia.

Habré visto el vídeo ya media decena de veces. Me lo he guardado como referente vital, para recordarlo de vez en cuando. «José Luis nos enseñó a defender las cosas en las que creer desinteresadamente, coherentemente y apolíticamente. Quien quiera complicar el tema con algo que no sea esto, que lo deje pasar. En la sencillez de las cosas está su belleza». 


Eva envió muchos mensajes entre líneas como este con una elegancia y una paz exquisitas. Para el «buen entendedor» no hace falta más; apelaba a quienes han criticado, sin entender nada ni mostrar empatía, la politización del caso en debates públicos variados para bochorno social. 


«Os necesitaré a todos para enseñarle a mi hijo a vivir la vida asumiendo responsabilidades para bien y para mal, porque es la única manera de cambiar las cosas; y a vivir la vida con honradez anteponiendo a nuestro ego la bondad y el amor por los demás». Pues eso.


«La vida me trajo una guerra envuelta en dolor que jamás habría querido lidiar». Esa guerra la está librando con victoria social, aunque hay batallas interminables. En esa guerra cayó su «espartano», «guerrero sensato», «alma gemela», y ella ha recogido con alta dignidad la tarea de capitanear ese ruralismo lleno de alma, de luz, el «espíritu Iranzo» en toda su esencia. 


Más allá de lo que dijo, la forma en la que se mostró por primera vez de forma pública fue impresionante y ejemplar como madre, como mujer, como ruralista. Humilde, sin rencor, con calma y fortaleza. 


Lo que hizo Eva Febrero 
el miércoles fue en toda regla
 «hacer un Iranzo». 


Bravo, valiente.
tomado de: La Comarca





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